
En los dibujos de Ana Mendieta, el movimiento se libera del tiempo revitalizando la condición fija de la imagen y conectándola con las películas de una forma natural, formando parte de un todo.
NoguerasBlanchard se complace en presentar Tropic-Ana, la primera exposición individual de la artista cubana Ana Mendieta (1948-1985) en nuestro país desde 1997. Comisariada por el artista Wilfredo Prieto (1978), la muestra funciona como un reencuentro: una vuelta a la obra de Mendieta, desde la mirada del artista cubano. A través de una selección de películas que se alternan con dibujos (la gran mayoría de ellos inéditos), la exposición se plantea como un espacio de intimidad que atiende a la profunda entrega de Mendieta a su cuerpo y al proceso artístico, dotado de un potente carácter ritual.
La fascinación de Prieto por la obra de Mendieta surge en su época de formación, a raíz del descubrimiento de las Esculturas Rupestres (1981), que la artista realizó en las cuevas de Jaruco, cerca de La Habana. Y es en La Habana donde, en 2019 investigando en el archivo personal de la artista, Wilfredo Prieto se encuentra con Tropic-Ana: la firma con la que Mendieta solía bromear cuando mantenía correspondencia con sus familiares y amigos. De este modo, la exposición se articula atravesando diferentes formas de materializar la presencia de Ana Mendieta traspasando el tiempo, los elementos y su fisicalidad. La selección de películas, alejándose de las intervenciones en las que el cuerpo se implica de forma directa, reflejan el interés de la artista por la representación mediante la ausencia, cargado de un aura mística y trascendental. Por otro lado, los dibujos, realizados durante su estancia en Roma entre 1983 y 1985 para profundizar en sus proyectos en curso, nos muestran la faceta más intimista y personal de su proceso creativo.
La primera de las películas seleccionadas por Wilfredo Prieto, X-ray (c. 1975) —que muestra una visión rayos x del cráneo de Mendieta en una suerte de prueba médica— nos acerca una pregunta que a la vez funciona como hilo conductor entre todas las obras de la exposición: ¿es posible reducir el cuerpo a una imagen? Cuanto más investiga la ciencia el cuerpo humano, menos se nos ofrece éste como una imagen de fuerte carga simbólica, convirtiéndose en imagen técnica. Con esta pieza, Ana Mendieta separa la imagen tradicional del ser humano de la representación de su cuerpo y del ‘yo’: ya no es posible comprender el cuerpo en una imagen vinculante, Mendieta conjura su presencia en una intimidad paradójica con un cuerpo que, aun siendo el suyo propio, nos es desconocido. Por otro lado, es en Flower Person, Flower Body (1975), en el que el carácter ritual de la obra de la artista se nos muestra en su máximo exponente. Aquí, una de sus célebres siluetas toma forma través de una construcción de ramas, terciopelo y flores que se dejan llevar por la corriente del río en un rito santero. Flower Person, Flower Body complementa a X-ray, haciendo que tanto imagen técnica como imagen simbólica actúen como imágenes mágicas, haciéndonos reconocer a Mendieta en ambas: sabemos que es ella, la reconocemos aunque su cuerpo no esté ahí.
Ana Mendieta, con su temprana y visceral preocupación por la representación de la huella humana, no pretendía representar el cuerpo en una imagen única, y de este modo resuelve el problema de la encarnación: en lugar de aludir a sí misma a través de la “obra” lo hace con su propio cuerpo, ella se vuelve imagen en sus películas. Así mismo, los dibujos, en lugar de contraponer la imagen fija a la imagen en movimiento de las películas, son entendidos como una ‘imagen abierta’ que está constantemente proponiendo significados a través de nuevas conexiones. En los dibujos de Ana Mendieta, en sus gestos sobre el papel, el movimiento se libera del tiempo revitalizando la condición fija de la imagen y conectándola con las películas de una forma natural, formando parte de un todo.
El vídeo que da cierre a la exposición es Weather Balloon, Feathered Balloon (1974), en el que una esfera, que recuerda más bien a un cuerpo celeste, se eleva en el aire por unos breves momentos hasta que estalla desvelando unas plumas que había en su interior, que flotan volviendo al suelo. Las plumas, que fueron un elemento frecuentemente utilizado en sus piezas, de algún modo personifican a Mendieta y su deseo de vuelta al origen, aludiendo a la transformación del cuerpo terrestre en cuerpo celeste pero que, finalmente, regresa a la tierra para formar parte de ella.
Agradecemos la colaboración de The Estate of Ana Mendieta Collection, LLC y Galerie Lelong & Co.
Screening: Whispering Cave, de Raquel Cecilia Mendieta, seguido de una conversación en Círculo de Bellas Artes el 13 de febrero a las 21h