Francesco Arena

“Ante todo la piedra es. Es siempre la misma, subsiste, y lo que es más importante, golpea. Aun antes de cogerla para golpear, el hombre tropieza con ella. Si no siempre con su cuerpo, sí al menos con la mirada. Y percibe así su dureza, su rudeza, su poder. La roca le revela algo que transciende de la precaria condición humana: un modo de ser absoluto. (…) En su tamaño y en su dureza, en su forma y en su color, el hombre encuentra una realidad y una fuerza que pertenecen a otro mundo, distinto del mundo profano del que él forma parte.»1

Desde los albores de la humanidad la piedra ha sido un soporte que nos ha permitido entablar diálogo con los dioses. Los maestros del mundo clásico utilizaron el mármol y las piedras calizas en sus obras, concebidas para ser eternas dada su naturaleza. Para el Islam la Kaaba (en árabe: الكعبة, ‘el cubo’), es la primera construcción en la tierra, en ella los musulmanes sitúan el centro del mundo y es dónde Abraham, su constructor, ubicó geográficamente el corazón del hombre. El culto que se ofrece a la piedra en muchas culturas de Oriente y Occidente, no se dirige a la piedra como material, sino “al espíritu que la habita, al símbolo que la sacraliza”2.

En esta exposición hay un total de 13 obras, todas ellas realizadas en piedra. A través de ellas Francesco Arena plantea un acercamiento a otro modo de pensar la temporalidad, una apertura de la noción de Historia, en la que lo histórico y lo personal se entrecruzan constantemente. Realizadas entre 2018 y 2022, las piezas de Measured stones, encadenan esa infinitud pétrea con otras medidas: las del cuerpo del propio artista (Ash Horizon, Stone Head, Collo y Il dito e la luna); las de un objeto (Stair y Cube (Mrs. Dalloway)); o bien una medida espacio-temporal (Marble between 1 year, Granito con minuto (triangolo), La settimana, Senza titolo (un metro di libri letti), Angolo duro (Hommage à la mort de Eva Hesse), Pietra con linea di sigari y Francesco). Así, la reunión de lo que entendemos como eterno y efímero en la obra de Arena da lugar a una lectura de los hechos del pasado que nos permite ver irrupciones en el curso de las cosas donde sólo había una línea marcada por causas y efectos.

Hablando sobre la especificidad del material y la importancia que le atribuye Arena comenta: “Una parte esencial de la pieza es la impresión que uno tiene sobre el material, sobre el proceso para llegar a un objeto acabado y cerrado y donde la información está contenida. Grabar una inscripción en piedra es diferente a grabarla en arcilla, los materiales y las personas involucradas son diferentes, así como las historias y los significados que cada material trae consigo.”

1 ELIADE, Mircea, Tratado de Historia de las Religiones. Morfología y dialéctica de lo sagrado, Madrid, Ediciones Cristiandad, 2000, p. 332

2 Ibídem, p. 352