
El espacio expositivo se torna en un laboratorio en el que conviven fragmentos extraídos del flujo de imágenes que nos rodea con la intención de dotarlas de un sentido crítico, con el proyecto secreto de encontrar lo sagrado en lo profano.
NoguerasBlanchard presenta en su espacio en Madrid la exposición LE CINEMA A L’ESTOMAC de Marine Hugonnier. La muestra es la quinta que la artista presenta en la galería y da continuidad a sus investigaciones en torno a temas como la imagen o la autoría. El título LE CINEMA A L’ESTOMAC reflexiona sobre la necesidad física del cine como un “façon d’être au monde” (una forma de estar en el mundo) y como una herramienta de crítica social.
La muestra consiste en la proyección del filme Cinetracts, una compilación de cortos a modo de panfletos/folletos políticos en forma cinematográfica. Los primeros Cinetracts realizados por Marine Hugonnier fueron inicialmente concebidos en 2012 para una comisión de Random Act, un programa de televisión del Channel 4 británico, para ser insertados en el flujo de programas públicos, para operar entre ellos. Con el tiempo, el proyecto se ha ido convirtiendo en un diario para la artista y en un work in progress.
LE CINEMA A L’ESTOMAC muestra el punto del proceso en el que Marine Hugonnier se encuentra dentro de su investigación. Con él nos invita a reflexionar sobre la dimensión intertextual que opera en las imágenes que forran nuestra cotidianidad a través de un álbum de recortes en el que colecciona secuencias tomadas de la televisión e internet —algunas de ellas modificadas y otras sin modificar— a las que llama Cinetracts. Algunos Cinetracts se hicieron en respuesta a eventos políticos, otros sirvieron como plantilla para futuras películas, pero la mayoría de estas secuencias han sido el punto de partida para explorar nuevas estrategias cinematográficas. El título revisita los Cinetracts realizados durante la revolución de Mayo del `68 en Francia. En ese momento, los políticos trataron de explotar las protestas obreras y la revuelta estudiantil y en respuesta, Chris Marker les ofreció sus herramientas de producción cinematográfica. La compilación de cortos anónimos producidos fueron compilados para formar los Cinetracts. Su objetivo consistía en tomar acciones revolucionarias directas y servir como agit-prop durante los levantamientos.
El espacio expositivo se torna en un laboratorio en el que conviven fragmentos extraídos del flujo de imágenes que nos rodea con la intención de dotarlas de un sentido crítico, con el proyecto secreto de encontrar lo sagrado en lo profano. La aproximación al cine de la artista se vincula a la idea godardiana de que el turismo es el pecado original de éste, ya que ambos elementos nos remiten a lugares en los que somos extraños, además de estar históricamente asociados a la espectacularización del mundo al convertirlo en mercancía, en una colección de puntos de vista. A partir de este concepto, Hugonnier trata de subvertir la forma de entender la realidad desde la imagen-mercancía para intentar entender la imagen a través del mundo proponiendo el cine como herramienta política efectiva.
La película hace converger ideas vertebrales en la obra de Marine Hugonnier como la colaboración como herramienta de disidencia social, el Feminismo como batalla ganada, la pornografía como régimen de imágenes y el metraje de noticias como forma de ficción. En él se promueve el sinsentido como respuesta directa a los acontecimientos políticos.